jueves, 4 de junio de 2015

Antecedente


Históricamente, la formación y capacitación de maestros ha pasado por diversas etapas, que van desde el empirismo docente (maestros sin formación inicial o con débil base académica), hasta maestros que han pasado por una escuela Normal, por un instituto tecnológico o por la propia universidad.
En el caso de estos últimos, se advierte una heterogeneidad de enfoques y de estrategias de formación que no siempre ofrecen garantía para un desempeño profesional de calidad. La falta de unidad de los planes de estudio de formación inicial indica que las modificaciones totales o parciales que han sufrido no fueron producto de resultados evaluativos relativos a su aplicación.
La carencia de una política coherente y de una eficiente planificación con vistas siquiera al mediano plazo, ha dado respuestas emergentes e inmediatas a medida que surgen las necesidades o que se enfoca el problema.
Las primeras escuelas Normales tuvieron bastante claridad en la misión formadora de maestros que se les encomendó; prueba de ello fueron muchos educadores que se destacaron en el magisterio, quienes recibieron formación en las Normales: Alberto Masferrer y España en San Salvador, Francisco Gavidia en San Miguel, y Gerardo Barrios en Santa Ana. Labor similar realizaron la Escuela Normal Rural de Izalco y otras que funcionaban en el país.
Con el fin de superar tales deficiencias, la Reforma Educativa de 1968 creó la Ciudad Normal "Alberto Masferrer”, institución en la que se concentró la responsabilidad de formar maestros para educación básica.
La formación de maestros estuvo centralizada por el Estado hasta 1981, año en el que la Ciudad Normal fue cerrada. A partir de entonces, la responsabilidad de formar maestros de educación básica pasó a los institutos tecnológicos, trasladándose así la formación de maestros del nivel de educación media al de educación superior.
La formación de maestros pasó del nivel de educación media al de coordinación nacional de educación superior; se creó la Comisión Nacional de Capacitación Docente (CONACADO), cuyos objetivos eran unificar las acciones dispersas de programas de formación docente, y formular nuevas políticas, planes y programas de formación y capacitación de docentes para la educación básica.
Inicialmente esta Comisión dependió de la Secretaría de Estado; luego formó parte de la Dirección General de Educación Media y Superior, y, en 1986 pasó a la Dirección de Educación Universitaria, hoy de Educación Superior. En función de sus objetivos, la Comisión formuló un Programa Nacional de Capacitación Docente (PRONACADO), el cual pretendía desarrollar cuatro grandes proyectos: Formación de profesores de educación básica para 1o. y 2o. ciclos (incluía parvularia), Formación de profesores de educación especial, Formación de profesores de tercer ciclo básico, y Formación de profesores de educación media. El Programa contemplaba, además, cursos de formación de personal para la docencia. Dichos proyectos de formación tenían continuidad. Este Programa se fundamentó en los criterios de integración, continuidad, secuencia y dinamismo propios para lograr un perfil académico-profesional del docente, de modo que desarrollara actitudes favorables hacia la autogestión y el perfeccionamiento permanente.
El plan comprendía dos áreas de capacitación: una de autogestión y otra de formación académico-profesional. La de autogestión, fundamentada en los criterios de educación permanente: educabilidad del individuo y capacidad de autoaprendizaje del estudiante en función de los incentivos académico-pedagógicos y de los propios, por su condición de sujeto y de autor de su realización profesional. Una estrategia motivadora                             de           esta
área era la realización progresiva de la práctica docente.
La formación académico-profesional, respaldada por asignaturas mediante las cuales se pretendía integrar el componente cognoscitivo de la profesionalización sobre la base de una capacitación pedagógica, filosófica, sociológica, ética y tecnológica, enriquecida por una especialización opcional y complementada por la práctica docente. El plan tenía una duración de dos años lectivos, subdivididos en cuatro ciclos de estudios presenciales a tiempo completo, de 18 semanas cada uno. Los requisitos de ingreso para el plan de formación inicial eran:
         Poseer título de bachiller
         Disponer de tiempo completo para realizar los estudios                                  académicos     en una
jornada, y las actividades extraescolares y de práctica                                   docente en     la otra
jornada
         Someterse a un proceso de selección
Para graduarse se exigía aprobar todas las asignaturas del plan de estudios, realizar satisfactoriamente la práctica docente, y desarrollar un proyecto educativo como parte de la capacitación opcional.
A los graduados se les otorgaba el título de Profesor de Educación Básica para 1o. y 2o. Ciclos, Profesor de Educación Especial, Profesor para Tercer Ciclo de Educación Básica, o Profesor de Educación Media (este último idóneo para el personal que laboraba en bachillerato).
En 1984, un Seminario Nacional de Evaluación de la Formación y Perfeccionamiento de Profesores de Educación Básica recomendó, entre otros aspectos, reestructurar el PRONACADO sobre la base de objetivos más operativos, contrastándolos con un perfil profesional del docente, el cual también debería ser congruente con el perfil del salvadoreño pretendido en los objetivos de la educación básica.
En 1987, la Comisión Nacional de Capacitación Docente, adscrita a la Dirección de Educación Superior, implementó un Proyecto de Mejoramiento de la Educación Tecnológica del Nivel Superior. Se decidió aumentar a tres años los estudios tecnológicos de las áreas productivas. Con el nuevo plan se formaban maestros de las áreas productivas, y maestros para los tres ciclos de la educación básica. El plan curricular comprendía cuatro áreas:
         Formación personal y social, referida a la formación humana para el desarrollo de las capacidades y potencialidades del estudiante en sus dimensiones de profesional, de padre de familia y de ciudadano;
         Estudios básicos, que proporcionaran al estudiante las bases necesarias para el campo específico de su profesión;
         Formación especializada, destinada a orientar el desarrollo de las habilidades, capacidades, destrezas y dominios necesarios para el desempeño profesional del nivel o de la especialidad seleccionada;
Prácticas profesional y social, regidas por lineamientos establecidos por la Dirección General de Educación Superior.
En 1989 se suspendió el ingreso a la carrera de profesorado para educación básica en todas las instituciones autorizadas, pero se permitió que los alumnos que ya habían iniciado sus estudios concluyeran su formación.
Hasta 1993 ninguna institución formó maestros de educación básica, por lo que muchos maestros de otros niveles y modalidades fueron empleados en instituciones de este nivel educativo, lo cual generó problemas de calidad porque los maestros atendieron un nivel distinto de aquel para el cual se habían preparado.

Como respuesta a la necesidad de formar maestros para educación básica, en abril de 1994 se aprobó el plan de formación de maestros de educación básica para 1° y 2° ciclos.

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